El Obstáculo De La Incredulidad
Estudio Desde el momento que aceptas a Cristo como tu Señor y Salvador tu fe está en constante crecimiento. Al alimentarse cada día de la Palabra de Dios, orar, ayunar y compartir de Cristo con las personas, tu fe se fortalece y crece. Este crecimiento es gradual y muy importante en la vida del creyente.
Dice en Hebreos 11:1: “La fe demuestra la realidad de lo que esperamos; es la evidencia de las cosas que no podemos ver.” Jesús es la imagen visible del Dios invisible y Él está vivo, sentado a la diestra de Dios. Él nos prometió que enviaría al Espíritu Santo de Dios para morar dentro de nosotros, y así lo cumplió. Toda persona que cree en Cristo como el Hijo unigénito de Dios, confía que Dios lo levantó de los muertos y se arrepiente de sus pecados es salvo, y el Espíritu de Dios mora en él. Ahora nuestra naturaleza pecaminosa está en una constante lucha contra el Espíritu. Así que en el proceso del crecimiento de nuestra fe habrá obstáculos que son correspondientes a la naturaleza del ser humano. Un gran obstáculo en la vida del creyente es la incredulidad. Si definimos la incredulidad veremos que es lo opuesto a la fe.
La incredulidad es repugnancia o dificultad de creer en algo. Esto es algo serio que desagrada a Dios y nos limita a experimentar la obra transformadora de Dios en nuestros corazones. La Biblia habla de muchos hombres y mujeres que dudaron de Dios en un momento específico de sus vidas y de otros que decidieron vivir en la incredulidad. Una semilla pequeña de incredulidad es suficiente para separarnos de Dios. Años de trabajo y constancia en la fe pueden irse a la pérdida, si a diario no meditamos en la Palabra de Dios y la obedecemos. La historia de Sansón y del rey Saúl son grandes ejemplos, de que podemos empezar bien la carrera de la fe, y terminar mal si permitimos que los deseos carnales dominen nuestra mente y corazón.
La incredulidad surge de un corazón insatisfecho y desagradecido. Es el resultado de bajar la guardia ante los ataques espirituales que como creyentes enfrentamos. Dice en 2 Corintios 10: 3-4: “Somos humanos, pero no luchamos como lo hacen los humanos. Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos.” Aunque estamos en este cuerpo pecaminoso el pecado ya no tiene dominio sobre nosotros gracias a la obra de Cristo. Esto quiere decir que si estás atravesando una situación en tu vida que te lleva a dudar de Dios, a desconfiar de su amor y rechazar su autoridad, tú puedes informar a tu mente y corazón con la Palabra de Dios. Con la ayuda del Espíritu de Dios puedes seguir caminando por fe.
La Biblia dice en Romanos 6:23: “Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.” La incredulidad es un pecado, y este pecado tiene consecuencias severas. La creación decide rebelarse en contra de Su Creador y se aferra a creer cosas erróneas. Esto es un peligro, ya que crees una verdad distorsionada. El enemigo está detrás de esto y busca engañarte y separarte de Dios. Pero hay una salida que nos da la victoria, Cristo Jesús. Levantemos el escudo de la fe para detener las flechas encendidas por el diablo (Efesios 6:16). La fe es una protección en contra de la incredulidad.
¿Qué hacer para vencer la incredulidad?
- Lee y medita en la Palabra de Dios. Recuerda, un versículo meditado y puesto por obra es mejor que diez versículos olvidados.
- Sé sincero con Dios, cuéntale de tus dudas, arrepiéntete y pídele que te ayude a confiar en Sus promesas y en Su Palabra.
- Tienes una comunidad en Cristo, platica con uno o más hermanos maduros en la fe y anímense regularmente con la Palabra de Dios, para evitar caer en el engaño e incredulidad.
- Habla y recuerda a tu alma y corazón las verdades del Evangelio.
- No te afanes por el mañana. Entrégale y confía a Dios tus preocupaciones de hoy. Mañana haz lo mismo con las preocupaciones de ese día, y repite esta dinámica cada día.
Aplicación Todo suena más fácil al hablarlo, pero el verdadero reto comienza al ponerlo en práctica. Como seres humanos somos muy variables, pero afortunadamente nuestro Dios es el mismo de ayer, de hoy y por los siglos de los siglos (Hebreos 13:8). Estas son buenas noticias ya que nuestro Ayudador es un ancla firme para nuestra vida que nos provee seguridad, estabilidad y dirección. Podemos confiar plenamente que el Espíritu de Dios nos ayudará a permanecer firmes en Cristo. Es necesario entender que Dios es digno de toda confianza.
Ten tiempo de calidad en la Palabra de Dios. No te preocupes por la cantidad, procura disfrutar de Su Palabra y meditar en ella varias veces al día. Detente a procesar lo que leíste, vuelve a leerlo si es necesario. Ahora, eso que leíste y procesaste aplícalo a tu vida. No te desanimes y no te rindas si fallas, arrepiéntete de corazón y sigue caminando en Cristo. Salmos 119: 97-98 : “¡Oh, cuánto amo tus enseñanzas! Pienso en ellas todo el día. Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos, pues me guían constantemente.”
Ora y sé sinceró en tu oración con Dios. Si hay alguien que puede entenderte, ayudarte y saber lo que realmente necesitas, es Jesús. Que tu prioridad no sea presentarte a Dios con palabras elocuentes y hermosas, las cuales no son sinceras y dejarás en el olvido. Mejor empieza siendo sincero y reconociendo que necesitas de Su ayuda. Pídele a Dios en oración amor por Su Palabra, que aumente tu fe en Cristo, y que te abra el corazón para entenderla. Hebreos 4: 15-16 dice “Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos”.
Tres Consecuencias de la Incredulidad
- Nos separa de Dios nuestro Creador, quien es bueno y nos ama.
- Produce falta de paz y de sentido de vida.
- Te perderás de vivir una vida plena en Dios y de disfrutar Su bondad.
- La incredulidad te limita a experimentar las obras poderosas de Dios en tu vida.
Conclusión
Para terminar, es necesario mencionar un discípulo de Cristo que dudó de que Jesús resucitó de los muertos. Este discípulo fue Tomás. Él dijo que no creería que los demás discípulos habían visto al Señor resucitado, hasta que viera con sus ojos las heridas de los clavos en las manos de Jesús y metiera sus dedos dentro de la herida de su costado (Juan 20:24-25). Ocho días después, Jesús se presentó a sus discípulos estando Tomás presente. Jesús confrontó la incredulidad de Tomás.
La corrección y la confrontación nos desagrada, porque queremos seguir creyendo en una verdad distorsionada y viviendo como queremos. Esto es rebeldía y un desafío a la autoridad de Cristo en nuestras vidas. Sin embargo, Jesús nos muestra la importancia de hablar la verdad, amar genuinamente y creer en Él. En la Biblia vemos que Dios se ha enojado por la incredulidad. No te aferres a tu propio entendimiento, permite que Dios transforme tu manera de pensar. Nos dice en Proverbios 3:5: “Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento".
El discipulado es una gran arma en contra de la incredulidad. Procura compartir la vida y crecer en Cristo juntamente con tus hermanos en la fe. El discipulado es caminar y crecer en la fe al lado de personas temerosas de Dios que te confrontan, te aman, y obedecen a Dios. Reconoce tu necesidad de Cristo, ríndete a Dios y acepta la autoridad de la Palabra de Dios en tu vida. Presenta a Dios en oración todas tus dudas, amarguras, resentimientos y preocupaciones hoy.
Escrito por: Ruth Urbina
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