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Tiempo Familiar - Semana 15
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El Obstáculo De La Envidia

 

Estudio
El obstáculo de la envidia en nuestras vidas puede ser descrita como un sentimiento de descontento o resentido anhelo despertado por las posesiones, cualidades o la bendición de alguien más. Es la raíz de esas emociones negativas como los celos y la comparación, pero ella va un paso más allá. Los celos dicen: "Desearía tener lo que ellos tienen". La envidia dice: "¿Por qué deberían tener lo que yo no tengo?" El daño de la envidia trabaja de dos formas. Ciertamente, no quieres este espíritu de envidia cimentado en ti, pero, ¿qué hay sobre el daño causado cuando viene de otra persona contra ti? Dice la Palabra de Dios “Si ustedes son sabios y entienden los caminos de Dios, demuéstrenlo viviendo una vida honesta y haciendo buenas acciones con la humildad que proviene de la sabiduría; pero si tienen envidias amargas y ambiciones egoístas en el corazón, no encubran la verdad con jactancias y mentiras.” (Santiago 3:13-14)

Dwight L. Moody relató el cuento de un águila, que tenía envidia de otra que podía volar mucho mejor que ella. Un día el águila vio a un cazador con arco y flecha y le dijo, «Deseo que mates a esa águila volando en el aire». El cazador dijo que podía hacerlo, sólo necesitaba unas plumas para su flecha. Así que el águila envidiosa sacó una de sus plumas de un ala. El cazador lanzó la flecha pero no pudo alcanzar al otro águila porque volaba demasiado alto. El águila sacó otra pluma, y luego otra…hasta que había perdido tantas plumas que ella misma ya no pudo volar. El arquero tomó ventaja de la situación, dio la media vuelta y mató al águila envidiosa. Aplicando la ilustración Moody dijo, «Si tú tienes envidia de otros, el que será más dañado por tus acciones serás tú mismo».

La envidia ha existido desde hace mucho tiempo. En realidad, antes del tiempo. Cuando Lucifer cayó del cielo fue gracias a ella. Había visto que su propia belleza estaba llena de orgullo egoísta, y quería más, el lugar más alto, el lugar de honor y gloria reservado solo para Dios. Y así hay muchos casos en la Biblia. Cómo por ejemplo, vemos a Caín luchando con la amargura de la envidia a su hermano Abel. El sacrificio de Abel fue más agradable a Dios que el de su hermano, y la malicia que Caín sintió lo condujo al asesinato.

  • La envidia que Saúl sintió por David lo condujo a la locura. (1 Samuel 18)
  • La envidia envió a Jesús a la cruz. (Marcos 15)

Esto es especialmente tentador, si el resultado deseado es algo que quieres para ti mismo. Cuando vemos a otros que tienen cosas que pensamos que deberíamos tener, la envidia nos impide responder con bendiciones y celebración, y en cambio entregamos una picadura de agria amargura. Podemos cubrirlo bien (o pensar que lo cubrimos bien), pero aún está ahí causando daño y dolor en el interior.

¿Cuáles son los resultados del obstáculo de la envidia en nuestras vidas?

  • La envidia puede ser dañina para la salud mental, física y religiosa.
  •  La envidia nunca es placentera, porque pone a la persona en contacto con sensaciones de inferioridad de forma directa.
  • La envidia causa que un siervo de Dios en la iglesia ataque y aborrezca a otro siervo de Dios en la iglesia.
  • La raíz de la envidia es un corazón insatisfecho.

Aplicación
La Palabra de Dios es muy clara en cuanto a la envidia: es una “obra de la carne”, es un pecado increíblemente peligroso y destructivo. Es por eso que ¡tenemos que deshacernos completamente de él! Solo lee las siguientes escrituras acerca de los celos y la envidia y ve cómo muestran lo terrible que son: “No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos unos a otros ni tengamos envidia unos de otros.” (Gálatas 5:26) “Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas. Pues, donde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad.” (Santiago 3:15-16)

La envidia es una parte inherente de la pecaminosa naturaleza humana. La Palabra de Dios nos muestra el camino para vencer todo pecado; ¡y el camino es seguir a Jesús tomando nuestra cruz cada día y negándonos a nosotros mismos! Podemos utilizar versículos como una espada para derrotar a la envidia tan pronto como veamos que hay un pensamiento o sentimiento que provenga de nuestra carne. Podemos decir firme y decididamente “¡No!” y en el poder del Espíritu, usar la Palabra de Dios para luchar hasta que hayamos vencido.

¿Cómo podemos vencer el obstáculo de la envidia desde la raíz?
  • No te compares. Evita las comparaciones con amigos, conocidos, familiares o hermanos en la Fe, ya que cada persona Dios los hizo distinta y no es posible hacer comparaciones objetivas. Lo podemos leer en Gálatas 6:4-5.
  • Valora lo que tienes. El siguiente paso es quererse y amarse más y valorar las bendiciones de Dios en nuestra vida. Piensa en todas las cosas buenas que tienes en tu vida y las que quedan por venir. Lo vemos en 1 Tesalonicenses 5:18.
  • Alégrate por los demás. Es una bendición del cielo que para eliminar la envidia es alegrarte desde la sinceridad por los demás y sus logros. Celébralos como si fuesen tuyos. Lo vemos en Romanos 12:15
 
Conclusión
En conclusión, la envidia es un veneno que puede consumirnos si no lo enfrentamos con decisión y gracia. Sin embargo, también es una oportunidad para crecer espiritualmente. Al cultivar la caridad, la humildad y la gratitud, no solo alejamos este pecado de nuestras vidas, sino que también nos acercamos más a Dios y a nuestros hermanos. Que este viaje de sanación nos permita vivir con corazones libres y llenos de paz, recordando siempre que somos amados de manera única por nuestro Padre celestial. La envidia, aunque sea una emoción natural no proviene de Dios, puede ser destructiva si no se maneja adecuadamente, generando malestar y deteriorando relaciones y personas a las que amamos. “No envidies a los pecadores; en cambio, teme siempre al SEÑOR”. Proverbio 23:17
 
Es importante reflexionar sobre sus causas y consecuencias para buscar alternativas más saludables, como la admiración y la búsqueda del propio crecimiento. Además la envidia es un estado limitador surgido de la baja autoestima, que se basa en una comparación negativa con otros cuyos logros consideramos injustos y amenazantes para nosotros. Superarla implica desarrollar autoconfianza, centrarnos en nuestra vida más que en la de otros, compararse con uno mismo y no con los demás, aprender a controlar la reactividad destructiva, ponernos en el lugar de la persona envidiada y priorizar ante todo el valor de las buenas relaciones. No hay nada como el nombre de Jesús para retener la ira, apaciguar el engreimiento del orgullo, la curación de la herida que produce la envidia, alejarnos del camino del desenfreno, apagar la llama de la lujuria, moderar la sed de la codicia, y poner en fuga a toda lascivia. Porque cuando nombre a Jesús, pongo delante de mí la imagen del hombre, manso y humilde, bondadoso de corazón, sobrio, casto, misericordioso, sin par en la pureza y santidad, y al mismo tiempo, Dios todopoderoso que sana por medio de su ejemplo, y nos fortalece con su ayuda.
 
Escrito por: Alfredo Arroyo

Lectura Bíblica
Santiago 3:15-16 NTV

“Pues la envidia y el egoísmo no forman parte de la sabiduría que proviene de Dios. Dichas cosas son terrenales, puramente humanas y demoníacas. Pues, dónde hay envidias y ambiciones egoístas, también habrá desorden y toda clase de maldad”.

Para Discutir

  • ¿Consideras que batallas con la envidia, o conoces a alguien?
  • ¿Qué podemos hacer cuando batallamos con la envidia?
  • ¿Puedo vencer el obstáculo de la envidia?
Orar Por
  • Que Dios rompa todo lo relacionado con la envidia a mi alrededor.
  • Para que Dios continúe guiando mis pasos con sabiduría.
  • Para que se revele en mí la libertad que ofrece Cristo.
 
 
 

Lectura Bíblica
Gálatas 5: 25 - 26 NTV

"Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida. No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos unos a otros ni tengamos envidia unos de otros."

(Damos gracias a Dios por un nuevo día y la oportunidad de aprender y estudiar Su Palabra. Vamos todos con Biblia en manos a leer y estudiar. La Palabra de Dios es tan clara! ¿Lo crees? Por ahora, vamos a las preguntas, recuerden que todos
participamos).

Para Discutir

  • ¿Alguna vez has escuchado la palabra envidia?
  • ¿Si la has escuchado, puedes darme un ejemplo donde viste que hubo envidia?
  •  ¿Sabes en realidad lo que significa la envidia?

Estudio
La envidia es un sentimiento de tristeza o pesar por el bien o la felicidad de otro, acompañado de un deseo de poseer lo que el otro tiene o de que el otro no lo tenga. La envidia es un sentimiento muy negativo porque surge de la comparación, y aunque no lo creamos viene también de sentirnos inferiores a la otra persona, provocando enojo, percepción no fundamentada de injusticias hacia nosotros y un anhelo de quitar o hacerle daño a la otra persona a la cual envidiamos, y esto es pecado.

Muchas veces conocerás niños más populares que tú, niños donde sus padres poseen más dinero que los tuyos y los verás vistiendo y luciendo a lo mejor cosas muy finas; niños que pueden tener cantidades de ropa más que las tuyas, o van de vacaciones más seguido que tú, etc. Todo eso puede fácilmente llamar tu atención y provocar alguna emoción en ti; esto no está mal hasta que nuestra reacción de admiración hacia lo que vemos lo llevamos al corazón, y ahí lo transformamos en un deseo de poseer y creer que nosotros somos los que merecemos poseer todo lo que aquella persona tiene. Aquí tendemos a querer que algo nos falta para estar perfectos, para ser feliz y es ahí donde estamos en problemas, porque olvidamos nuestra identidad y valor como hijos de Dios que somos. Ponemos nuestro valor en las posesiones y no en lo que somos.


Dios, el Creador de los cielos y la tierra y todo lo que en ellos habita, nuestro Creador nos ha hecho únicos, con diferentes capacidades y talentos que nos hace invaluables, perfectos en Él. No debemos tampoco provocar a otros a envidia o tratar a otros con menosprecio, eso también es pecado, debemos tener mucho cuidado. Cuando tú y yo vemos algo bueno o algo que nos gusta de otra persona, debemos bendecir a Dios por esa persona, y no dejarnos atraer por sentimientos ni emociones dañinas.

Somos hijos de Dios y por tal razón debemos ser guiados por Su Espíritu Santo en todo. Recordemos que Jesús siempre está al tanto de nosotros y nuestras necesidades.

Escrito por: Carmen Gracia
 
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