"Personalmente, me parece fascinante lo que vemos en Filipenses 2: 5 - 11, que nos enseña como: Jesús, siendo Dios renuncia a sus privilegios divinos, adopta la posición de un esclavo, y se humilla hasta morir en la cruz, como si fuera un criminal. Como nuestro viaje al Putumayo. Jesús no necesitaba que fuéramos nosotros, Él podía fácilmente capacitar a los pastores del Putumayo, por revelación divina. Pero nos envió y nos usó, no porque seamos o tengamos más recursos. Si no para invitarnos y hacernos partícipes de lo que Él ha determinado hacer con ellos y así, eso me lleva a dar gloria a Dios. Porque reconozco que no lo merezco, sino que solo es por Su gracia y amor."