Nuestra vida cambia cuando nos damos cuenta que los pensamientos errados son la raíz de nuestros problemas, y que podemos dar un giro diferente a la existencia con solo cambiar nuestra manera de pensar. La Palabra de Dios nos enseña que debemos renovar nuestra mente para así aprender a pensar como piensa el Señor. Al hacerlo podemos entonces disfrutar la vida que Dios desea que tengamos: de libertad, paz y gozo.