Mensaje
No podemos pelear las guerras espirituales con cobardía, debilidad, ni estando cómodos o conformes. Pero la guerra espiritual es una que no podemos dejar de pelear porque si lo hacemos nos ponemos a nosotros y nuestra familia a la merced del enemigo y el no viene a jugar con nosotros; el viene a matar, hurtar y destruir.